«Pero hubo otros que, al narrar, sugerían imprecisiones y enigmas. Buenas personas que, en cierto modo, parecían darle más importancia a la belleza que a la verdad. A ellos les creí, punto por punto» Liliana Bodoc – Memorias Impuras
Buscando crónicas para trabajar con mis alumnos, llegué al «El otro lado» de Mariana Enriquez. Me llevó a dar una vuelta por una Buenos Aires profunda, excesiva, abismal (ya me había sacado a pasear por los cementerios del mundo) y por la vida de algunos personajes tristemente célebres. Y en una de esas me nombró a Enrique Symns (aquel legendario de Cerdos y Peces). Y Enrique me metió en un lugar aún más profundo, visceral y extremo que hay que recorrer de a poco. Y si de visceral hablamos, caminé por «Teoría de la gravedad» de Guerriero: textos que te esperan y en una vuelta de página pegan en ahí donde no se quiere ver.Entonces fui a buscar sus crónicas y me encontré con «Frutos extraños», la mejor manera de conocer a fondo a un personaje, con un trasfondo tan poético como brutal (otra vez las celebridades devoradas por el mundo)Entonces, en algun momento, Leila me nombró a Forn, y fui a buscar «Yo recordaré por ustedes»: puedo asegurar que aprendí más sobre la revolución cultural china y la rusia revolucionaria en las 80 páginas que llevo leídas de lo que podría imaginar, pero hablo de lo que realmente importa de esos movimientos: la mirada a través del arte y el sufrimiento del hombre común ante la locura que atravesó el siglo XX. Una verdadera enciclopedia de lo que es necesario saber.
Confieso que de los mencionados sólo terminé «Teoría de la gravedad» (al que es obligaci, los demás serán compañía por un largo trecho, porque sé que me esperan grandes momentos en cada una de estas lecturas, sólo porque les creo, como dijo Bodoc alguna vez.
Desde la Sombra 
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