Para Mariel y Florencia, que ya comenzaron su propio vuelo.
Baila libre,
Sin que tus delicados pies de ángel
Toquen la impía tierra mortal.
Búrlate de la solemne cordura,
Que no reverencia a los pétalos
Que acuna el viento,
NI comprende
A los ojos que no ven muros.
Escucha a los magos
Que construyen tristes amores y bellas muertes
Con ejércitos de palabras.
No dejes
Que la vida feroz te alcance
Con sus verdades
De filos herrumbrados,
Y por un rato,
Sólo por un rato
Robe tu brillo inmortal,
O que para siempre
Devore tu voz
Que acaricia mi alma de náufrago
En este mar
De tristezas otoñales.
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