Bienaventurado el hombre que no sigue las consignas
del Partido
ni asiste a sus mitines
ni se sienta a la mesa con los gangsters
ni con los generales del consejo de Guerra.
Bienaventurado el hombre que no espía a su hermano
ni delata a su compañero de colegio.
Bienaventurado el hombre que no lee los anuncios
comerciales
ni escucha sus radios
ni cree en sus slogans.
Será como un árbol plantado junto a una fuente.
——————————————————————–
Yo he repartido papeletas clandestinas,
gritado VIVA LA LIBERTAD! en plena calle
desafiando a los guardias armados.
Yo participé en la rebelión de abril:
pero palidezco cuando paso por tu casa
y tu sola mirada me hace temblar.
Ernesto Cardenal
Deja una respuesta