Instantes viajeros

Segundo viaje al norte. Esta vez Salta, esta vez el pueblo mágico de San Carlos, esta vez con un grupo de estudiantes. Y la confirmación de la potencia de una tierra que abraza y abruma, que deja cosas en el alma, cosas que necesitan hacerse palabra porque nacieron para ser compartidas. Les dejo lo que me dijeron el viento y la luna, en los primeros pasos de la noche, junto al río.

Regalo la frente

al último rayo de sol,

mientras dejo que la luna

se trepe a mi espalda.

Mis oídos se cierran

a la canción humana

y le permiten al viento

que me duevuelva la música

que el cemento me robó,

hace rato.

Y entendí.

Entendí en el susurro

el aviso, la advertencia,

sobre la llegada

del ultimo suspiro

de la tierra.

El viento me dijo:

«queda poco tiempo

para regalar la frente al sol

y dejar que la luna

se trepe a tu espalda

si no abrimos el alma,

a lo que dice la tierra,

a lo que lloran los ríos,

a lo que el grita el fuego».

Mi cuerpo pidió descanso

(sólo mi cuerpo)

con algo impreciso

cargado en el alma,

algo sin forma

que tiró del fondo de mis ojos

en la noche hecha de silencios,

hasta que la mañana

abrió las ventanas.

Y la luna llamó de nuevo a mis ojos

como esperando mi andar

en su último bostezo,

para decirme que en el alma

llevaba una semilla

que es camino

para multiplicar la esperanza,

la única posible

para que la voz

también sea el árbol

que nos preste el abrigo

de un nuevo comienzo.

2 respuestas a “Instantes viajeros

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  1. Marcelo soy Belen. Qué linda sorpresa encontrar tu blog y la poesía! Si me mandas un mail te mando la que escribí yo en La Yesera.
    Un abrazo.

    Me gusta

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